Si vives en el Gòtico, te mudas o empiezas a inventarte justificaciones por los inconvenientes. "¡Por Dios, es ruidoso!", quizás te digan. "Se siente uno tan seguro con toda esta gente en la calle". "¡Tanta basura!". "Ni tienes que tirarla a un contenedor". "Esos tíos tienen muy mala pinta". "Es un barrio tan multicultural".

Verdaderamente multicultural - creo que la burguesía catalana es la única tribu que no está - con el provecho adicional de que puedes comprar cervezas y samosas en cada esquina y a cualquier hora.

Este viernes, sin embargo, tendré un recordatorio de la razón principal por la que vivo enamorado de esta vecindad cuando unas 20 tiendas, estudios y galerías de los ejes de Lledó y Palma Sant Just abren sus puertas al público.

Entre otras cosas, ve donde El Delgado Buil enhebran sus agujas, descubre joyas de colección en DOSHABURI, o juega con cachivaches artísticos en Atticus. Todas, experiencias únicas.