Si has pasado por Bailén 22 después de que abriese como Lotus, comprenderás por qué me emocioné un poco al saber que otro ex-puticlub abre sus puertas a mujeres que pagan por sí mismas.

El entusiasmo me duró hasta que me dí cuenta de que El Rinconcito no es más que un club de intercambio de pareja. Y éste siempre me ha parecido una casa de putas para canallas - en lugar de pagar la cuenta, traes algo de casa y esperas cambiarlo por algo mejor.

Tiene sus fans, claro. "Es como dar nueva vida a un suéter viejo," me dijo una amiga, aburrida en los confines de su relación. Pues no sé tú, pero cuando yo me canso de una prenda de vestir, la tiro o le añado accesorios. No obligo a cada una de mis amigas a que la se prueben para ver si eso me hace disfrutarla más.