"Invitaré a unas treinta personas más," calculaba mi entonces colega y futura novia, "y tendremos suficiente para la entrada y un coche". Qué tiempos aquellos, cuando aún era rentable lo de casarse.

Desde entonces, el bajón económico y, como consecuencia, los regalos más modestos han quitado el brillo a este negocio lucrativo - aunque sigo recibiendo invitaciones en que quizás no pone dónde ni cuándo es la ceremonia, pero sí y mucho, el número de la cuenta bancaria.

No obstante, como muestra la caída de la tasa de divorcios a causa de la crisis, sale provechoso estar casado - es mucho más económico 1x2 que 2x1. Así que, ponle un anillo, pero barato. Por ejemplo, cortando los costes más grandes de la boda, eliminando la fiesta y fundiéndo la ceremonia con la luna de miel: fúgate.

Para este fin, Nueva York acaba de desvelar la nueva Manhattan Marriage Bureau. Allí, te pondrán tus canciones de iPod para los "sí, quiero" y todos los accesorios - desde ramillete, anillos y Kleenex - se pueden comprar en la tienda de regalos.