Tengo al lado del despacho una de los mejores pastelerías de Barcelona. El único problema es que todavía no está abierta cuando comienzo a trabajar, cierra a la hora de comer y cuando salgo del trabajo, invariablemente ya ha cerrado hasta la jornada siguiente.

Hace un año hubiera llamado a un horario así como comercialmente suicida para una bollería pero supongo que el paro ya es lo bastante alto hasta para hacer un buen negocio durante las horas de oficina tradicionales. Así que, me alegra ver un número creciente de establecimientos que están abiertos todo el día, que puedan frecuentar siervos a sueldo como yo.

El año pasado, por ejemplo, abrió el café Green&Wich en Casanova, seguido poco después del pulido Primario, coctelería y restaurante de fusión asiático-mediterránea, por Plaça Doctor Letamendi. Y hace sólo unos quince días, abrió el café y lounge bar Lexington en Muntaner, sirviendo comida reconfortante, al estilo neoyorquino, como quesadillas, hamburguesas y ensaladas césar.

Estos sitios abren a la primera hora para el desayuno, siguen abiertos hasta la hora de comer (o el brunch los findes) y hasta la hora de cenar y, algunos, hasta esperan para dispensar copas. Y dada la elección entre un merengue y un cóctel, me quedo con el vaso. A cualquier hora del día.